1. Cuestionemos nuestros hábitos
Hemos crecido con una serie de hábitos y creencias que nunca nos hemos cuestionado (porque es lo que nos han enseñado y porque todo el mundo lo hace así). Tampoco del impacto que tienen esos hábitos en la naturaleza y en los demás ni si podríamos hacer las cosas de otra manera. Yo misma no me lo había planteado hasta hace cinco años atrás. Cuestionar la manera en cómo compramos, como nos vestimos, cómo nos alimentamos, cómo consumimos en general y también cómo nos relacionamos con el entorno, con la naturaleza y el resto de seres vivos, es clave para desarrollar nuevos hábitos más respetuosos con el medio ambiente.
Hacernos preguntas como por ejemplo: ¿Qué impacto puede estar teniendo mi manera de consumir, en la vida de otras personas, en otros seres vivos o en la naturaleza, incluso en mi propia vida? ¿Perjudica al medio ambiente y/o a mi salud la manera en cómo me alimento? ¿De qué materiales están hechos los productos que compro y qué pasa con ellos una vez los desecho? ¿De dónde viene esto que compro? ¿Cómo ha sido producido y por quién? ¿Qué hábitos puedo mejorar? ¿Qué nuevos cambios puedo introducir en mi estilo de vida? ¿De qué manera, a través de mis hábitos de consumo, puedo contribuir a la conservación del medio ambiente o a la calidad de vida de otras personas y la mía propia?
Consumir local, comprar de segunda mano, comprar a granel, alimentos naturales y de temporada, usar productos reutilizables, apoyar a marcas éticas y de cercanía, usar medios de transporte más eficientes, consumir menos alimentos de origen animal, etc. son algunas de las muchas cosas que podemos empezar a plantearnos.
2. Empecemos por pequeños pasos que no supongan cambios drásticos en nuestra vida
Siempre hablo de la importancia de empezar poco a poco para no abrumarnos y tirar la toalla a la primera. Empezar poco a poco, consolidando cada paso que se da, nos ayudará a mantenernos en el camino y estar cada vez más motivados. Escoge un pequeño cambio que no te suponga mucho esfuerzo y no sea un cambio demasiado drástico en tu estilo de vida, hazlo tuyo, has que forme parte de ti y cuando ya esté bien integrado en tu vida, en tu día a día, da el siguiente paso y ve a por otro cambio. A medida que vayas avanzando, tu capacidad para abarcar cambios cada vez mayores irá en aumento, por eso es importante ser paciente y aceptar nuestro propio ritmo. Como dice el dicho, “sin prisa pero sin pausa”.
3. Encontremos el equilibrio entre nuestro tiempo, nuestra economía, nuestras necesidades y nuestros deseos, aquellas cosas a las que no queremos renunciar de momento
El equilibrio es uno de los aspectos más importantes si queremos tener éxito en nuestro camino hacia una vida más sostenible. Ser realistas y conscientes de nuestra situación personal, nos ayudará a “afinar” en aquellos cambios que sí podemos y queremos hacer. Preguntarnos: En mi situación actual, ¿qué cambios puedo permitirme llevar a cabo? Y aquí es importante ser honestos con nosotros mismos. También en lo que a deseos se refiere, es decir, aquello a lo que no queremos renunciar de momento. No se trata de fustigarnos por las cosas que no podemos o no queremos cambiar de momento sino de buscar alternativa a todos esos cambios que SÍ estamos dispuestos a hacer y nos podemos permitir. De esta manera, salir de la zona de confort, no nos creará tanta frustración o malestar.
